Hoy mientras hablaba con un buen amigo, luego charlar largamente sobre los últimos acontecimientos en mi vida y ante la confesión de querer hablar con mi ex luego de un par de años de silencio absoluto, pues sentía la necesidad de redimirlo, de redimirme y dejar todo atrás. Deshacerme de una buena vez del peso que lleva a cuestas mi corazón por él, por lo pasado, por las circunstancias, por el clima que todo lo hacia propicio. No sé si él este dispuesto a descargar alguna chispa de rencor encubierto que hizo que no nos comuniquemos hace mas de dos años. Ante el rumbo que había tomado la charla mi buen amigo me dejo helada con un “creí que eras difícil de conquistar”.
Primero no sé donde encaja esa recriminación en todo lo anterior, pero lo dijo y fue bueno.
Para saber con tanta certeza lo fácil o difícil como él dice que soy de conquistar, primero debió haberlo intentado, cosa que no recuerdo con certeza, lo digo así por que la mayor parte del tiempo la paso pensando en las asignaturas pendientes, en lo genial que resulta lograr tus pequeñas metas, en lo bonito que esta el día, casi nunca le doy importancia a esas frases cariñosas, tildándolas casi siempre como un bonito cumplido, bonito pero vacío, que termina fragmentándose antes de siquiera ser analizado, sin la llave apropiada se queda en el vacío y nada mas.
No me considero difícil ni mucho menos fácil, pero tiempo te da lecciones de vida, afina tu ojo clínico y yo ya me canse de besar sapos, que terminan hiriéndome y no hacen más que dejarme un sabor a hiel en los labios. Creo que hay alguien a mi medida, alguien que me ame y a quien ame sin culpas, unos ojos sinceros que tengan las sensibilidad para leer a través de los míos. Que no sea algún inquisidor cazador de yerros pasados, que no quiera una mujer florero, que me ame a mi, no a mi familia, amigos o títulos. Alguien libre de pensar y actuar.
Pero las cosas no terminan con un “…y vivieron felices para siempre”, tamaña mentira que nos obligan a deglutir con los lesivos cuentos infantiles, lo sé, pero eso no hace que deje de pensar en un Un Amor bonito como decía la letra de una de las mejores canciones de Tito Nieves.