martes, noviembre 27, 2007

DIAS ATRAS

“Sólo quien tuvo el privilegio de saborear una amistad sincera sin prejuicios ni máscaras, sabe lo difícil que es ver a su amigo abatido y no saber como solucionarlo”

No me sucumben debates existenciales estos días de incertidumbre, problemas a medio resolver por falta de valentía y otras ignoradas por el bien de mi salud mental, tampoco he de culpar a los exámenes o la poca serotonina que acompaña a mi síndrome pre exámenes finales .
Es algo que necesito espectorar de mí, algo que se enluta y se esconde bajo mi franca sonrisa.
Cómo puedo atreverme a descifrar su mirada, con más pistas de las necesarias y con un golpe frontal con la realidad caí en respuesta que tanto temía, le gusto.
Lo grita con la mirada, materializa sus ideas con un leve roce en mis indiferentes manos, le temo a sus sentimientos, me atemoriza no sólo por que no tienen respuesta, sino por que el amor que le tengo es fraternal.

Sin ganas de tratarlo como a "uno más", sin ganas de herirlo, sin las palabras apropiadas que nos mantengan indemnes a pesar de todo.

No puedo eliminar de él ese sentimiento, que nace o que lleva buen tiempo creciendo sin que le haya dado un vistazo para saber de su existencia, dañándolo sin querer con mis ocasionales amoríos y dramas de desamor, todo frente a tu atenta mirada.
Lo quiero demasiado pero en el corazón no se manda, y él sabe de su naturaleza rebelde, sus vivencias contradictorias tanto como de las cicatrices que tiene.
A pesar de todo si puedo y quiero mantener nuestra amistad integra, por que ambos lo merecemos.

viernes, noviembre 02, 2007

CATÓLICA POR COSTUMBRE

Nuestra relación no siempre fue la más amical, a menudo la encontré inflexible y tan poco palpable, sin voltear siquiera para encontrar el punto de quiebre empecé a alejarme de todo.

El en la cruz con la cara más desolada que podía siquiera imaginar y yo una adolescente sucumbida en problemas existenciales y otros que la dejaban algunas heridas cuyas cicatrices aun mantengo, siempre traté de buscar en esa mirada indiferente algo que pareciera mas humano y menos divino.
Dicen que sufrió como nosotros, dicen que nos ama, afirman que se debe pagar dinero adicional al costo de una “misa normal” por las apropiadas y celestiales palabras que el sacerdote dará en nombre del difunto ocasional, indispensable para que salve su apenada alma.

Aún queda una pregunta en el aire, si aquellas palabras que escuchaba en mi interior eran el resultado de una bien hallada imaginación o si realmente existe algún poder divino alejado de todo signo de hipocresía vestida sutilmente de sonrisas indiferentes y domingos de fiesta.