viernes, noviembre 02, 2007

CATÓLICA POR COSTUMBRE

Nuestra relación no siempre fue la más amical, a menudo la encontré inflexible y tan poco palpable, sin voltear siquiera para encontrar el punto de quiebre empecé a alejarme de todo.

El en la cruz con la cara más desolada que podía siquiera imaginar y yo una adolescente sucumbida en problemas existenciales y otros que la dejaban algunas heridas cuyas cicatrices aun mantengo, siempre traté de buscar en esa mirada indiferente algo que pareciera mas humano y menos divino.
Dicen que sufrió como nosotros, dicen que nos ama, afirman que se debe pagar dinero adicional al costo de una “misa normal” por las apropiadas y celestiales palabras que el sacerdote dará en nombre del difunto ocasional, indispensable para que salve su apenada alma.

Aún queda una pregunta en el aire, si aquellas palabras que escuchaba en mi interior eran el resultado de una bien hallada imaginación o si realmente existe algún poder divino alejado de todo signo de hipocresía vestida sutilmente de sonrisas indiferentes y domingos de fiesta.