Este año siento con más impetú el mes del cristo morado, la mayoría de las calles se encuentran atiborradas de gente llevando puesta esa vestimeta morada con un conglomerado de hilos blancos como adorno en la cintura, asumo que debe ser algo más que un adorno, algún significado ha de tener, pero para esta señorita poco asidua a costumbres católicas, no salen de ser un mero ornamento.
Es extraño este mes de octubre me tomo por sorpresa, siento que este año es más vistosos que años anteriores, pero tambien podría ser que es el primer año que me topo con tres procesiones en una semana, la primera ocluyendo el tránsito, otra al ir a la universidad, y una tercera al retornar a mi departamento.
Justamente hoy mientras salía de la universidad, me tope con la tercera , debió ser una de las últimas porque la sentí bien trabajada y esperada por los fieles, ese color morado, las imagenes el ambiente de recogimiento me producen escalofríos en la piel, mientras se me cruza varias ideas por la mente.
Al ver a tanta gente devota junta, las señoras bien arregladitas desviviendose por poner el altar atractivo como ofrenda, llenandola de flores, de cuadros y de muchas peticiones, no puedo dejar de imaginar como se comporta la mayoría de esa gente con su prójimo cuando no tiene puesto el traje morado.
No creo que toda la gente sea una católica por conveniencia o costumbre, claro que debe haber bastante de la que realmente espera ver pasar la imagen por su casa como señal de bendición, cada quién con su conciencia.
No tengo nada en contra pero confieso ser creyente sin religión. creo que hay alguien superior sea cual sea su nombre, creo le agraría más gente que cumpla por lo menos con los dos primeros mandamientos y a mi juicio los más importante de todos.
Este mes no es sólo para festejar el color de la procesión , es un mes para detenernos sobre nuestros pasos, reflexionar y ver que el mundo necesita personas sin tanto arreglo, sin tantas flores, pero con más acción y conciencia ante la inequidad en el mundo.