Me siento más torpe que de costumbre, más ilusa de lo habitual, mis labios y mi cerebro no se sincronizan mis ojos ignoran lo tangible y real del mundo y prefieren vivir un mundo paralelo en el que las reglas y los colores los decido yo, aunque para cualquier persona cuerda parezca que me dirijo a un precipicio, siento que tomo el timón de mi vida, no obstante las cosas se sienten muy lentas y una voz inquisidora me dice que la voy a pagar, porque es lo que aprendí, si no haces lo que te dicen los que tienen más edad que tu y aparentemente más experiencia indefectiblemente te irá mal, no puede ser de otra manera, sería como ir contra el curso natural de las cosas.
En estos momentos y por estos días decido hacer caso omiso a las voces "sabias" decido escribir e inventar mis días y mis noches, decidir que hacer y con quien compartir mis abrazos, mi cuerpo se siente más ligero, siento que mis ojos brillan, no temo mirar atrás, pero por alguna malévola razón me aterra el futuro.
Intento verme un par de días adelante, un par de años, y no me reconozco es como ver a una extraña, temo seguir en el camino buscando el objetivo anhelado por todos sin disfrutar el camino, temo ver mis canas y las arrugas en el espejo y sentir añoranza por el pasado que pudo ser.
Intento ser cautelosa, intento caminar despacio, sin embargo mi impaciencia innata me provoca tropezones y choques contra la pared.
Me siento y reconozco inmadura aún, el día a día y los nuevos retos se encargan de restregármelo en los ojos, no sólo no puedo encontrar soluciones sino que complico la existencia de la gente que me rodea, sea voluntaria o involuntariamente lo hago y me pesa, quisiera ser mas simple, tener las ideas más claras, borrar la mirada de recelo y abrir mis pupilas a toda la luz del mundo, abrir mi mente a nuevas formas de pensar y sentir, que nunca falte en mi una sonrisa o la palabra precisa para quien la necesite, para mi misma, por eso me gusta la gente simple.